Para la
selección del tema a investigar deberíamos considerar nuestros conocimientos, y
la experiencia profesional acumulada.
El punto
de partida para identificar dicho tema es: la práctica profesional diaria sea
en el ámbito asistencial, docente o de la gestión. El trabajo cotidiano permite
identificar la variabilidad en los procedimientos, métodos y técnicas
utilizadas en las intervenciones sanitarias (preventivas, diagnósticas,
terapéuticas, de organización, etc.). Un análisis de la base científica que
subyace en nuestras actuaciones puede evidenciar la insuficiencia de pruebas
científicas que justifiquen nuestras decisiones.
Las teorías
y modelos que adoptaremos como referentes, también serán susceptibles de
análisis y pueden originar estudios para verificar o comprobar la validez del
marco de referencia que justificará nuestra actuación.
La lectura
de publicaciones y la asistencia a encuentros científicos sobre nuestra disciplina,
puede descubrirnos diferencias y contradicciones en la labor desarrollada.
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En el
enunciado del problema elegido deben constar: las variables esenciales que se
van a analizar y los sujetos a estudiar. Además, se puede incluir: cómo se hará
el estudio (diseño), dónde y cuándo tendrá lugar la investigación. El lugar y
el periodo de tiempo se consignarán cuando se estime que son aspectos que
pueden influir o alterar los resultados o las conclusiones finales.
Pensar
en:
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Elementos
del enunciado:
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¿Qué se
investigará?
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Variable/s
principales
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¿Quiénes
participarán?
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Sujetos
a estudiar
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¿Qué
estrategia se seguirá?
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Diseño
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¿Dónde
se realizará el estudio?
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Ámbito
del estudio
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¿ Cuándo
se realizará el estudio?
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Período
de tiempo
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El
problema no se debe acotar o delimitar desde el inicio, enmarcándolo en la
realidad de la práctica social. No hay que olvidar que los problemas
especulativos encajan poco con las líneas de investigación propias de las
ciencias de la salud.
También se
deberán evitar los problemas de carácter general que contengan muchas
variables, porque dificultan el tratamiento de los datos y los recursos
invertidos inútilmente.
Un mismo
problema se podrá plantear bien como una pregunta (interrogante), bien como
objetivo (afirmación). Se trata de diferentes formatos para una misma
finalidad: que el lector sepa que se quiere averiguar.
Las
variables indicadas en el problema deben ser susceptibles de medición. Si con
los instrumentos disponibles es imposible realizar tal medición, se valorará el
abandonar ese problema o elaborar un instrumento fiable y válido.
Los
objetivos pueden ser generales (principales) y específicos (secundarios). Estos
se enuncian con verbos de acción. Los objetivos serán concretos,
evaluables, viables y relevantes (con interés científico). Su número se
limitará a dos o tres de generales y a cuatro o cinco de específicos: además se
ordenarán según la prioridad en su logro.
Habitualmente,
los objetivos de investigación se dirigen a conocer las características de un
problema, explicar las posibles relaciones entre variables y a anticipar
fenómenos en los que éstas intervienen.
Se pueden
distinguir los objetivos de investigación de los que no lo son. Los últimos
suelen formar parte de los planes de salud, programas y actividades sanitarias,
en cuya elaboración debería valorarse los resultados de investigaciones
relevantes.
Exploratorios
o descriptivos: nos acercan a problemas poco conocidos e implican:
·
Identificar y describir características o
atributos ignorados hasta ese momento
·
Cuantificar la frecuencia de algún fenómeno
socio-sanitario.
·
Seleccionar problemas y áreas de interés
para la investigación
·
Ordenar y clasificar las variables en
categorías.
Son
objetivos que no requieren de la formulación de una hipótesis, ya que se
limitan a abordar los problemas en su primer nivel.
·
Analíticos: estudian la relación entre una
posible causa (factor de estudio) y un efecto (criterio de evaluación). La
dimensión de esta relación se anticipa a través de las hipótesis, que son
imprescindibles en este tipo de objetivos. Los objetivos analíticos se
subdividen en explicativos y predictivos.
·
Explicativos: cuando la causa o factor de
estudio se produce espontáneamente, sin intervención del
investigador.
·
Predictivos: cuando la causa es controlada,
administrada o provocada por el investigador.
Los
objetivos analíticos permiten:
·
Contrastar o verificar hipótesis
·
Confirmar las relaciones que hay entre las
variables (causa-efecto)
·
Comparar la efectividad de al menos dos
intervenciones
·
Comprender las causas o factores
subyacentes
·
Anticipar o preveer fenómenos
Debido a
que el conocimiento y la comprensión de la causa o antecedente (factor de
riesgo), facilita su control o prevención, estos objetivos son los que tienen
mayor interés.
Se trata
de objetivos propios de los planes o programas de desarrollo social, memorias
de centros, etc. Un ejercicio útil para valorar si un objetivo es realmente de
investigación, consiste en preguntarse si en el momento de finalizar la
investigación, y a la luz de los resultados obtenidos, ya se ha logrado el
objetivo.
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